Camino de ajustamiento a la verdad

Va camino de su plenitud quien se ajusta a la verdad, es decir, a la realidad. Ajustarse a la verdad es dejar que la realidad nos muestre su auténtico rostro. Quien acompaña ha de permitir que el acompañado vea su propio rostro y el rostro de lo real. Por eso, quien acompaña hace función de espejo.

Para que alguien descubra la realidad y su rostro, ha de ver qué es lo realmente importante y no perderlo de vista. Una vez que lo descubramos, hay que ajustarse a ello, vivir según la verdad de las cosas y de uno mismo. Ver la propia grandeza y la propia miseria son pasos necesarios. Y también descubrir qué es lo verdaderamente importante.

¿Cuál puede ser el criterio de lo importante? Aquello que, en el momento de la muerte, podríamos decir que es importante, lo es. Lo que no, es irrelevante.

Si ponemos delante nuestra finitud, relativizamos lo que no es importante. Otro filtro para verlo es el humor. El humor desactiva la bomba de lo que sustituye a lo real, a la verdad: la ideología, las ideas rígidas, el ‘tengo que’ hacer, los falsos deberes, el tener que mantener el propio personaje…

Ajustarme a la verdad me pone en camino: no permite el abandono, la entropía, porque hay un ‘para qué’. Por eso es bueno activarse con nuevas actividades, nuevas áreas, nuevos retos, espiritual.

Quien se ajusta a su verdad descubrirá que en su esencia su vida es relación y la esencia de la relación es el amor.

Vive pleno quien se ajusta al amor como acontecimiento.

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