Resulta llamativo que las épocas más duras de la historia han sido las que han dado lugar a las personalidades más fuertes, a los personajes culturales, científicos, políticos, filosóficos más creativos, a los líderes más carismáticos. En tiempos duros surgen las personalidades más fuertes. Así mismo, muchísimos de los grandes personajes de la historia se forjaron en medio de enormes dificultades. Recuerda a Viktor Frank, a Beethoven, Cervantes, Edgar Alan Poe, Stephen Hawking … ninguno de ellos lo tuvo fácil. Salieron adelante en medio de enormes tragedias y sufrimientos, pero desarrollaron todo su potencial y dejaron huella

No es exagerado decir que estamos en un momento difícil sanitario, social, laboral y, en consecuencia, emocional. En situaciones extraordinarias hay que reaccionar de modo extraordinario para salir adelante. Por eso, este es un momento para aprender y desarrollar estrategias emocionales para poder crecer y vivir con serenidad e, incluso, alegría, en un contexto de incertidumbre, de estrés emocional y en el que somos especialmente conscientes de nuestra vulnerabilidad.

¿Estás preparado para afrontar la tormenta emocional que producen las dificultades extraordinarias? ¿Tienes herramientas para no sólo afrontar con acierto estas turbulencias emocionales, sino incluso para sacarles provecho?

Para que esto sea posible, te adelanto ya uno de los principios básicos para que los momentos difíciles por los que quizás estés pasando se puedan convertir en momentos de crecimiento y de novedad positiva. El principio dice lo siguiente:

Una pérdida personal deja de pesar anímicamente en la medida en que nos atrevemos a decirle ‘adiós’.

Se tata de aprender a decir ‘adiós’ a todo aquello que queda atrás, a desprendernos de aquello que considerábamos nuestro para siempre, aquello a lo que nos habíamos acostumbrado. Se trata de soltar el pasado para poder abrirnos al futuro que desconocemos, pero sin temerlo. Se trata de atreverse a pasar página para poder escribir el siguiente capítulo.

De hecho, en situaciones como una pandemia, una guerra, una situación de inestabilidad política o social o en una enfermedad propia o de un familiar muchas personas sufren no tanto por lo que les sucede sino por lo que temen que les suceda. En muchas personas se ha impuesto la tristeza, el miedo anticipatorio, la ansiedad, los temores, la ansiedad, no tanto por su situación sino por imaginarse que puede suceder ‘lo peor’. La causa de su sufrimiento está más en su imaginación que en lo que les sucede.

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