No basta tener experiencia. Hay que entenderla y aprender de ella. Kant, el filósofo alemán, afirmaba que experiencia sin conceptos que la entiendan, es ciega.
Estamos viviendo, personal y colectivamente, una experiencia única. ¿Hemos reflexionado lo suficiente sobre ella? ¿Hemos aprendido algo?
En acompañamiento sabemos que cualquier circunstancia de la vida personal, también las situaciones difíciles, siempre son ocasión para el crecimiento y el aprendizaje.
¿Qué hemos aprendido en esta pandemia?
Hemos aprendido…
… que, ante la incertidumbre, no podemos quedar paralizados. Hay que actuar del modo más razonable, pero actuar siempre. Y actuar comunitariamente
… que nada sustituye a la presencia física de las personas. Muchos han preferido poder enfermar a verse privados de la presencia de los seres queridos. El incremento exponencial de video conferencias y cursos online han despertado más la sed de presencia física. La enseñanza presencial es insustituible: mirada, contacto, diálogo, trato personal, ánimo…
… que estábamos viviendo en una sociedad anestésica, en al que se temía vivir y se temía morir. Por eso, cuando ha llegado este tsunami psicológico, muchos no estaban preparados y han sucumbido al miedo y la ansiedad.
… que frente a la tiranía del ‘Cronos’, del tiempo, hay que recuperar el tiempo como ‘Kairós’ en el que dedicamos tiempo a lo importante: a conversar, a pensar, a orar, a meditar, a contemplar, del encuentro.
… que tenemos una gran capacidad de adaptación, resistencia y resiliencia. Pero, en todo caso, hay que volver a la educación del carácter, adquirir más fortaleza para afrontar las dificultades, educar en el sentido de la vida y evitar la sobreprotección…
… que, en la vida, lo único seguro es que no hay nada seguro, y que no podemos vivir el presente como algo intrascendente en espera de un futuro trascendente porque la vida que importa es la que vivimos cada día.
Buenas tardes Srs. Muchas Gracias tiene Ud. Razón. Gracias por sus recomendaciones.