Francisco Javier Nguyen van Thuan era el arzobispo coadjutor de Saigón (Vietnam) cuando, por falsas acusaciones, fue arrestado y encarcelado el 15 de agosto de 1975, estando confinado y totalmente aislado en diversas cárceles hasta el 21 de noviembre…¡de 1988! Cuando le preguntaron, al salir,  si vivió esperando la liberación dijo” Y decidí no esperar. Decidí vivir el momento presente, colmándolo de amor (…) No fue una inspiración improvisada sino una convicción que he madurado durante toda la vida Si me paso el tiempo esperando, quizás las cosas que espero nunca llegarán”. Decidió que, sus más de 670 semanas de confinamiento que iba a vivir intensamente cada día, que llenaría de sentido cada día, las viviría cada día como si fuese el último pues –como él mismo dijo-  el momento más bello es el momento presente.

Últimamente escucho a algunas personas, al final de un día de confinamiento,  decir ‘Un día menos’, como si el día que está acabando no tuviese valor en sí, como si fuese mera espera de un día mejor, como si hubiese que pasar el tiempo lo más rápido posible para llegar a una situación mejor y deseada. Sin embargo, quien así vive, nunca llegará a una situación mejor, porque la única situación que se nos da vivir es la de hoy.

Cuando acompañamos a otros, cuando estamos al cuidado de otros o asumimos la responsabilidad de, en un modo u otro, acompañar su vida, una de las tareas primordiales es ayudarles a que vivan en presente. La mayor parte de las angustias, miedos y temores son fruto de la anticipación en la imaginación de lo que pueda llegar mañana. Curiosamente, las cosas ocurren como no esperábamos y no ocurren como esperábamos, para lo agradable y para lo desagradable ¿o es que no lo hemos experimentado eso ya una y otra vez? Por otra parte, la mayor parte de las tristezas, quejas y deflexiones proceden de vivir anclados en el pasado, como si fuese una sentencia definitiva sobre la vida.

Una de las tareas más urgentes para trabajar en nosotros y con aquellos que acompañamos es ayudarles a vivir el hoy, a valorar el día de hoy como un tesoro único, irremplazable.

Quizás algunos viven en el pasado o en el futuro quimérico porque huyen del presente. Otros huyen del presente con substancias, otros con juegos… Por eso es importante ayudar a vivir el presente, que es la única vida que tenemos. Pero a nadie podemos forzarle a centrarse en el hoy. Por eso, para promover que lo descubran por sí, un buen sistema es dejar que se claven en su corazón algunas preguntas:

  • ¿Qué espera hoy la vida de ti?
  • ¿En qué mejorarás tu vida hoy?
  • ¿Cómo te cuidarás hoy?
  • ¿A quién cuidarás hoy?
  • ¿Qué oportunidad te da hoy la vida?
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